Nuevas formas de pensar sobre el uso de los programas de transferencias monetarias para las personas en movimiento

La violencia, los conflictos, las crisis socioeconómicas y las catástrofes naturales obligan a millones de personas a abandonar sus hogares. Se prevé que esta cifra no haga más que aumentar, ya que se calcula que 200 millones de personas podrían verse desplazadas para el 2050.  

La situación en las Américas es típica de esta realidad. El desplazamiento de venezolanos es el segundo mayor movimiento de población en el mundo después de Siria. De los cuatro millones de venezolanos desplazados sin estatus formal de refugiados, aproximadamente el 73% busca refugio en otros países de las Américas. Además, en Honduras, Guatemala y El Salvador, cerca de 900.000 personas han sido desplazadas por la fuerza, tanto dentro de sus países como hacia otros países de la región. En todo el mundo, las personas corren cada vez más riesgos al desplazarse, pasando a menudo por rutas peligrosas para llegar a sus destinos deseados.

El creciente uso de los programas de transferencias monetarias 

Los programas de transferencias monetarias se utilizan cada vez más para satisfacer las necesidades de las personas afectadas por las crisis. Los programas de transferencias monetarias se refieren a todos los programas en los cuales las transferencias en efectivo, o los cupones de productos o servicios, se proporcionan directamente a los recipientes. Esto permite que los recipientes puedan decidir como mejor utilizar la asistencia que reciben para suplir sus necesidades específicas. En contextos humanitarios las agencias proveen transferencias a través de una variedad de mecanismos incluyendo dinero móvil, tarjetas de crédito, a través de cajeros automáticos y bancos. Por ejemplo, en Perú OIM entrega transferencias monetarias a personas en movimiento para suplir sus necesidades básicas y de arrendamiento.  

El uso de los programas de transferencias monetarias en la respuesta humanitaria se ha duplicado con creces desde 2015 y se ha utilizado en todo el mundo en crisis marcadas por la movilidad humana, como el Sahel, el Mediterráneo y, más recientemente, Ucrania y los países circundantes. En las Américas, los programas de transferencias monetarias han sido una forma clave de asistencia para los venezolanos que han huido de su país, y ha sido tan importante que ha merecido su propio mecanismo de coordinación.  

¿Por qué los programas de transferencias monetarias son especialmente adecuados para apoyar a las personas en movimiento?  

Las personas en movimiento suelen necesitar una asistencia humanitaria rápida y adaptable.  

Aunque puede que no sea la respuesta adecuada en todos los contextos de movilidad humana debido a los movimientos irregulares, las restricciones gubernamentales y el acceso limitado a los mercados a lo largo de las rutas migratorias, entre otros problemas, en muchas situaciones - si se hace bien - cumple con gran parte de los requisitos para este tipo de respuestas. 

Los programas de transferencias monetarias pueden proporcionar una ayuda rápida en lugares desconocidos y reducir la exposición de las personas a los riesgos. Además, los comentarios de los receptores muestran que es más flexible, ofrece más opciones y preserva la dignidad en comparación con la asistencia en especie.  

Otro factor a tener en cuenta es que las necesidades de las personas cambian a lo largo de su viaje y que se enfrentan a múltiples retos a lo largo de sus rutas migratorias. Los riesgos y las vulnerabilidades individuales varían, según factores como la demografía, las rutas y las motivaciones. Por lo general, los retos se amplifican en el caso de los infantes, las personas en condición de discapacidad y las personas trans. Con tantas variables en juego, la flexibilidad de los programas de transferencias monetarias es realmente beneficiosa. 

La necesidad de cambiar la forma de pensar y de responder de los trabajadores humanitarios

 En la actualidad, la mayoría de las respuestas humanitarias no son lo suficientemente ágiles como para responder eficazmente a las necesidades cambiantes de las personas en movimiento, a pesar de que sabemos que las necesidades de las personas cambian a lo largo de su viaje.  Esto se aplica a todas las formas de asistencia humanitaria, incluidos los programas de transferencias monetarias. A pesar de que la asistencia con transferencias monetarias es más portátil y digna que otras formas de ayuda, la forma en que los practicantes están diseñando e implementando programas para personas en movimiento puede no responder a la realidad de sus cambiantes necesidades. 

Para mejorar la situación, un reciente estudio de CALP sostiene que debemos replantear nuestra forma de pensar sobre las personas en movimiento y cambiar la manera de diseñar y ejecutar los programas humanitarios.  

Tres oportunidades para replantear nuestra forma de pensar en torno a la movilidad humana y la asistencia con transferencias monetarias:  

1. Pensemos en las personas que se desplazan y en cómo evoluciona ese desplazamiento. Pensemos desde la perspectiva de su viaje y no desde las etiquetas que aplican las agencias.  El lenguaje de los desplazados internos, los refugiados o los migrantes puede impedirnos comprender las necesidades y cómo cambian a lo largo del viaje. Si somos más conscientes de las necesidades cambiantes de las personas que se desplazan, podremos diseñar programas humanitarios más adaptables con programas de transferencias monetarias. 

2. La capacidad de moverse es una forma de capital que puede generar beneficios económicos y sociales. Tener poca movilidad es una forma de desigualdad social. No poder desplazarse puede ser un factor importante para aumentar la vulnerabilidad de los migrantes. Considerar la movilidad humana de este modo puede ayudarnos a pasar de pensar en las personas que se desplazan como algo negativo, a ver la movilidad como algo relacionado con la resiliencia. También puede ayudarnos a replantear cómo y a quién dirigimos la asistencia con transferencias monetarias. 

3. Debemos centrarnos en eliminar las "fricciones". Las fricciones son momentos de contacto entre las personas que se desplazan y su entorno: por ejemplo, el momento de registrarse para recibir asistencia o intentar comprar comida en una zona nueva donde no saben dónde están las cosas. Entender estas fricciones, y cuándo se producen, puede ayudarnos a diseñar mejores programas de transferencias monetarias que respondan más eficazmente a las necesidades de las personas en movimiento.

Un último reto 

Cuando los programas de transferencias monetarias son la modalidad adecuada, pueden ser una forma poderosa de satisfacer las necesidades. Si reformulamos nuestra concepción de la movilidad humana, podemos hacerla aún más poderosa.

Pero, ¿hasta qué punto estamos preparados, como actores humanitarios, para cambiar nuestro enfoque en el diseño de los programas? ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a ser creativos a la hora de hacer que el uso de los programas de transferencias monetarias funcione para las personas en movimiento?  

Existen acuerdos que nos permiten trabajar de forma diferente tanto a nivel global como regional. Ahora depende de nosotros responder de forma más eficaz: las personas en movimiento no merecen menos.  

Para profundizar en estos puntos, consulte el reciente documento publicado por la CALP Network: "¿Los PTM pueden alcanzar a las personas en movimiento? Análisis de los programas de transferencias monetarias en contextos de movilidad humana en las Américas”. 

La CALP Network es una red mundial dinámica que se ocupa de las áreas críticas de la política, la práctica y la investigación sobre los programas de transferencias monetarias humanitarios y la asistencia financiera en general. En conjunto, los miembros de CALP implementan la mayor parte de los programas de transferencias monetarias en todo el mundo.