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  • Tomás Yelmini

Imaginemos a una persona que llega con su maleta a un lugar nuevo, donde no conoce a nadie y en el que todo le es ajeno. A partir de entonces inicia un extenso proceso de integración a la sociedad que lo rodea hasta que, un buen día, consigue mimetizarse. Ahora sí, por fin, se siente como en casa. 

Si bien es una escena simplista y que condensa enfoques sobre migración y asimilación que hace tiempo quedaron descartados en el ámbito académico, todavía es una caracterización muy difundida en la opinión pública sobre cómo son la vida y los esfuerzos de una persona migrante. ¿Pero qué pasa si en esa comunidad de acogida que la recibe no existe una cultura arraigada y homogénea, sino más bien todo lo contrario

Esa es la misma pregunta que se hizo el sociólogo y profesor distinguido de la Universidad Libre de Ámsterdam Maurice Crul en su más reciente estudio sobre migración y minorías. Y su primera reacción fue la de reconfirmar que aquella idea propia de mediados del siglo XX es efectivamente obsoleta para un mundo como el actual, tan dinámico y conectado, donde los grupos étnicos y raciales mayoritarios no tienen ni el volumen ni la preponderancia de otros tiempos con respecto al resto de su comunidad, en particular en las grandes ciudades. 

Ejemplos sobran: las capitales más importantes de Europa se caracterizan más que nunca por su multiculturalidad, y aquí en las Américas es inevitable pensar en Canadá, un país acostumbrado a recibir migrantes, pero que vio crecer este fenómeno al punto de que hoy casi un cuarto de su población nació en otro territorio (según el censo de 2021, más de 8,3 millones de sus 35,1 millones de habitantes). 

Ante esto, Crul propuso un nuevo trabajo que publicó este año y que considera una evolución de las nociones anteriores sobre los procesos de asimilación: la Teoría de la Integración en la Diversidad, que se suma a otros estudios de esta época que sostienen que es imposible seguir abonando la idea de un grupo minoritario insertándose a un núcleo dominante casi como pidiendo permiso, en silencio y sin lugar para hacer sus aportes; ahora todos aprenden de todos, asegura. Incluso los que antes formaban parte de una mayoría hegemónica. 

Planteado este panorama, lo que para Crul cabe preguntarse es cómo se adapta esa antigua mayoría a la diversidad étnica y racial que antes no estaba y ahora la rodea. Y por supuesto que no hay una sola respuesta, pero para resumir algunos posibles resultados, elaboró una tabla que bautizó como la matriz de la teoría de la integración en la diversidad, en la que propone nueve posibles subgrupos para comprender las diferentes actitudes y prácticas sociales que pueden presentarse hacia la integración. 

Aquellas personas más integradas forman parte de una red más heterogénea y que entiende que la diversidad relacionada con la migración es, en definitiva, una oportunidad enriquecedora; en el otro extremo, es posible que haya personas que sientan a los procesos migratorios como una amenaza, y que prefieran mantenerse en un círculo social más homogéneo

La buena noticia es que, aunque siempre habrá excepciones que se mantendrán inamovibles, la tendencia es que a medida que sus entornos de vida y trabajo se vuelvan más diversos las personas vayan gradualmente desde el rojo hacia el verde, es decir, que dejen de sentirse seguros en los subgrupos de menor integración y acepten la pluralidad como norma. 

¿Cuáles son los beneficios? Esto favorece una convivencia más inclusiva y reduce las tensiones sociales, creando las condiciones para que los migrantes alcancen todo su potencial transformador y contribuyan al desarrollo de la sociedad y de la economía.  

Por supuesto, no se pueden esperar cambios de la noche a la mañana; la integración en la diversidad y la asimilación implican un cambio profundo en las dinámicas sociales de cada comunidad, y eso corre no solo para las personas migrantes, sino también para quienes en otros tiempos han sido parte de la mayoría. Por eso, lejos de ser un proceso en el que unos se adaptan y otros permanecen inmutables, más que nunca se trata de una evolución conjunta. 

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La OIM desarrolló una Caja de Herramientas para el desarrollo de políticas para la integración y reintegración socioeconómica de las personas migrantes. Le invitamos a conocerla y acceder a recursos para para diagnosticar, diseñar, implementar, supervisar y evaluar la construcción de intervenciones sostenibles en la materia.