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By:
  • Carlos Escobar

La polarización del debate en torno a la migración ha restado espacio a investigaciones y análisis equilibrados, rigurosos y basados en datos, sobre los efectos positivos que la migración tiene en nuestras comunidades. En términos económicos, por ejemplo, a menudo vemos en medios de comunicación y redes sociales como las personas migrantes y refugiadas son descritas como una carga económica para los países de acogida, pasando por alto los aportes reportados en un significativo número de estudios e investigaciones. 

A continuación, presentamos 5 hallazgos basados en evidencia sobre cómo las personas migrantes contribuyen al crecimiento de las economías de América Latina desde diferentes roles y funciones,  

  • Las personas migrantes contribuyen como trabajadores: los migrantes son parte del mercado laboral y a la vez tienen efectos sobre él; también alteran la distribución del ingreso en el país e influyen en las prioridades de inversión interna. En Chile, por ejemplo, un estudio de la CEPAL reveló que entre 2009 y 2017 el PIB del país se incrementó en 63.3 mil millones de dólares, sustentado principalmente en el aporte hecho por la fuerza de trabajo chilena y la fuerza de trabajo proveniente de los nuevos países de origen de la inmigración, esto es, Perú, Bolivia, Colombia, Venezuela y Haití.
  • Las personas migrantes contribuyen como Emprendedores e Inversionistas: los migrantes crean oportunidades de trabajo y promueven la innovación y el cambio tecnológico. En República Dominicana, un estudio de la OIM señala la importancia del ecosistema de inversiones venezolanas en ese país, la cual ha recibido una inversión directa de aproximadamente US$ 553,3 millones de dólares. Además de ser muy diversas; centros comerciales y bienes raíces, banca, turismo, logística, sector alimentos, entre otros, la mayoría de estos negocios se encuentran formalizados (76,80%) y se calcula que el capital venezolano en República Dominicana estaría generando alrededor de 9.000 empleos, lo que representa el 0,2% de la Población Económicamente Activa ocupada del país.
  • Las personas migrantes contribuyen como Consumidores: en Costa Rica una investigación de la CEPAL del 2018 encontró que, en algunos segmentos, el consumo mensual de los hogares migrantes era 10% mayor que el de no migrantes.
  • Las personas migrantes aportan como contribuyentes: las personas migrantes aportan al presupuesto público y se benefician de los servicios públicos. En República Dominicana, por ejemplo, el estudio de la OIM estableció que para el 2021 la población venezolana aportó el 0,35% de la recaudación fiscal nacional de ingresos corrientes, entre los cuales se incluía la recaudación por impuestos directos como el impuesto a la Renta o los impuestos sobre la Propiedad y Seguro Familiar de Salud (SFS), e impuestos indirectos como el impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS) y el Impuesto Selectivo al Consumo (ISC). 
  • Como ahorradores: un cuerpo muy sustancial y cada vez mayor de pruebas demuestran la importancia central de las remesas de los migrantes para el sustento de las familias y las comunidades locales en los países de origen. El dinero que los migrantes envían a sus casas puede ser una importante protección contra gastos imprevistos, respaldando la estabilidad financiera y la resiliencia de las familias. En países como El Salvador y Honduras, algunos estudios han concluido que las remesas pueden llegar a representar más del 17% del PIB nacional, lo que las posiciona con un peso relevante tanto en la dinámica y composición de la demanda agregada, como en la determinación del ingreso y gasto de los hogares. 

Las personas migrantes son un agente del desarrollo sostenible, que contribuyen en diferentes formas al crecimiento económico de los países, pero aún más importante, la migración puede ser una herramienta para la reducción de la pobreza para los migrantes y sus familias, en línea con el objetivo 1 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Fin de la Pobreza). 

Para potenciar estos efectos positivos, se hace necesario empoderar a las personas migrantes y las diásporas para catalizar sus contribuciones al desarrollo y aprovechar los beneficios de la migración como fuente de desarrollo sostenible, tal como se plantea en el Objetivo 19 del Pacto Mundial para la Migración. 

Pero también los esfuerzos deben centrarse en promover una migración segura, ordenada y regular, donde la integración de los migrantes esté en el centro de las políticas públicas de los gobiernos, mediante la promoción del bienestar y la protección de los derechos humanos de todos ellos, tal como lo establece la Agenda 2030.

SDG 8 - TRABAJO DECENTE Y CRECIMIENTO ECONÓMICO