En el centro de Brasil, restaurar el segundo bioma más grande de Sudamérica se ha convertido en una misión vital

Brasilia - En la sabana brasileña de Cerrado, en el centro del país, las comunidades locales ya sienten los impactos del cambio climático y la degradación ambiental. Sin embargo, algunas personas luchan por preservar y restaurar el bioma. Es el caso de Claudomiro, nacido y criado en Chapada dos Veadeiros, situada a unos 220 kilómetros de Brasilia, la capital federal.

Hijo de una familia que trabajaba en minería y agricultura, Claudomiro cuenta que también ha explotado y deforestado muchas zonas, como aprendió desde pequeño. Fue hasta 2007, cuando empezó a trabajar en el cuerpo de bomberos del Parque Nacional de Chapada dos Veadeiros, cuando llegó a un punto de inflexión en su vida. "Adquirí una perspectiva diferente. Me di cuenta de que, si no preservábamos y restaurábamos esas zonas, en poco tiempo habría, como ya estamos viendo, falta de agua, manantiales, caminos y campos húmedos secándose", dice Claudomiro.

«Sigo pensando: “¿Es posible revertir este calentamiento global?”, pero sigo haciendo este trabajo de conservación, preservación y restauración con entusiasmo, e involucrando a más familias y comunidades en este proceso, en lo que creo", afirma.

Además de la falta de agua, ya se sienten otros cambios en la región, como el aumento del calor -incluso en épocas del año en que normalmente hacía frío- y los incendios que, a pesar de ser comunes en la sabana de Cerrado, empezaron a ocurrir dos veces al año y van en aumento, lo que afecta a las casas de la región y, a veces, consume todo lo que esas familias tienen.

La falta de agua, sin embargo, ha asustado seriamente a los habitantes de la región. Zonas que, hace 15 años, estaban húmedas y la gente no podía ni cruzar, ahora están secas. Los manantiales también se están quedando sin agua, lo que hace que muchas personas abandonen sus hogares. "Conozco a una familia que se ha mudado de la comunidad a la ciudad porque ya no había agua. Incluso nos pidieron que fuéramos allí e intentáramos restaurar el manantial, para que pudieran tener agua para beber y cuidar de sus animales. Ahora, viven en la comunidad en la época del año en que llueve y cuando es la estación seca, se trasladan a la ciudad", dice Claudomiro.

Además de esta familia, hay varias otras, en diferentes comunidades, que vienen enfrentando el mismo problema de falta de agua y piden ayuda a la asociación de la que Claudomiro forma parte, con la esperanza de que puedan recuperar los manantiales o pensar en alguna forma de garantizar el acceso al agua durante todo el año, asegurando que tengan las condiciones para permanecer allí todo el año.

Esta asociación está formada por familias de las propias comunidades y tiene como objetivo recuperar el bioma, el segundo mayor de Sudamérica y que alberga los manantiales de las tres mayores cuencas fluviales del continente (Amazônica, São Francisco y Prata), además de ser considerado un área clave para la biodiversidad mundial.

Desde el año pasado, la asociación recoge semillas autóctonas y realiza plantaciones de restauración ecológica, además de la brigada de bomberos voluntarios. El trabajo lo llevan a cabo familiares de las comunidades de la Chapada dos Veadeiros. "No hay forma de restaurar y cuidar toda la sabana de Cerrado sin incluir a las comunidades, generar ingresos y preservar. Las personas que nacieron y crecieron en la Sabana de Cerrado deben convertirse en sus guardianes", concluye.

El trabajo que realiza Claudomiro coincide con los objetivos de la OIM en materia de migración, medio ambiente y cambio climático: prevenir, en la medida de lo posible, la migración forzosa derivada de factores medioambientales; prestar asistencia y protección a las poblaciones afectadas cuando se produce la migración forzosa en situaciones de cambio medioambiental y climático, y buscar soluciones duraderas a su situación; y facilitar la migración en el contexto de la adaptación al cambio climático y mejorar la resiliencia de las comunidades afectadas.